Las apariencias no son siempre lo
que parecen; sin embargo, en multitud de ocasiones nos dejamos llevar por los
aspectos y exteriores a la hora de tomar una decisión o realizar una
calificación, lo cual en más de una circunstancia difiere de la realidad.
Esto mismo sucede con los bares y
restaurantes, juzgados a priori por la fachada o la decoración, obviando la
calidad de su cocina y su trato, que es realmente lo más importante y a tener
en cuenta cuando se decide entrar en un establecimiento gastronómico.
Este puede ser el caso del Bar El
Laurel, uno de los bares con más solera del Casco Antiguo gaditano. De
apariencia simple y aspecto tradicional, con una decoración poco rebuscada y
sin floripondios, sus paredes ocultan una de las cocinas con más esencia de la
ciudad, con un sinfín de tapas, clásicas, artesanas y en muchas ocasiones
difíciles de encontrar en otros establecimientos.
Fachada del Bar El Laurel |
El Laurel se ubica en la esquina
formada por las calles Obispo Urquinaona y Doctor Dacarrete, a pocos metros de
la Plaza de Candelaria y muy próximo a la Plaza de las Flores, un enclave
estratégico especialmente en época de Carnaval, ya que se trata de un lugar de
paso constante en la búsqueda de las agrupaciones callejeras.
El establecimiento sigue la morfología común de las típicas tascas gaditanas. Fachada simple sin señales llamativas,
local interior coqueto de tamaño medio tirando a pequeño en forma de L, es
decir, con un pequeño salón a la entrada con poco más de 4 o 5 mesas y una
barra mediana que se adentra hasta el final del local por la parte derecha del
mismo. Colores claros y luminosos, decoración sin parafernalias, con algunos
recortes de prensas y cuadros gaditanos. Sus características recuerdan a otros
establecimientos de tapeo de gran popularidad y tradición, pequeñas tascas de
barrio carentes de una estética sofisticada como pueden ser Las Palomas o el
Nebraska.
La barra del Laurel repleta de parroquianos |
La cocina del Laurel es
íntegramente casera, elaboran recetas gaditanas tradicionales así como algunas
otras a las que les dan su toque particular. La carta está integrada
fundamentalmente por tapas, las cuales dependiendo del día y la hora se
encuentran o no disponibles en cocina, es por ello por lo que disponen de un
par de pizarras dentro del establecimiento donde aparece la oferta integra del
momento, esta suele rondar en torno a las 25 o 30 tapas, cantidad de sobra para
tener donde elegir. Dentro de las tapas se pueden distinguir diferentes
categorías, tapas de carne, de pescado, aliños, guisos o especialidades de la
casa.
Una de las pizarras del Laurel con la oferta en tapas del día |
Dentro de las tapas de carne la
salsa suele estar presente en la mayoría de ellas, la carrillada, las
calderetas de carne o la carne al toro suelen ser fijas, junto a ellas el
solomillo de cerdo a la plancha o la presa ibérica acostumbran a dejarse ver
por la pizarra. Aunque sin duda una de las tapas más exquisitas y que no
siempre está disponible es el Medallón de solomillo al Pedro
Ximénez, una
tapa que vale la pena probar y que le otorga fama al establecimiento. Un medallón
de solomillo de cerdo, de buen tamaño, sabroso y blando, yace sobre un surtido
de patatas fritas. La gracia de la tapa se encuentra en la salsa de PX que baña
por completo el medallón de solomillo así como las pasitas que sirven sobre
este otorgándole a la tapa un sabor dulce a la vez que intenso que recuerda al
PX. Una tapa deliciosa y obligatoria de probar a un precio de 2'50 €.
El delicioso medallón de solomillo al Pedro Ximénez |
Con respecto a los pescados la
variedad es muy amplia, ofertando los clásicos fritos gaditanos como el cazón
en adobo, las gambas con gabardina, las pavías de merluza o los chocos fritos.
Cuentan además con otras tapas de pescado más elaboradas como son el morrillo
de atún, el marrajo a la plancha o el lomo de merluza a la roteña. Una de las
tapas de pescado que suele ser fija en la pizarra, muy típica de la gastronomía
gaditana y que cada día se hace más difícil de encontrar en los bares de Cádiz
es el
Mero empanado,
de la familia del gallo y el pez loro, se trata de un pescado blanco que al
empanarse queda jugoso por dentro y crujiente por fuera, ideal para los niños y
que suele gustar a todos, especialmente cuando está empanado. Lo sirven con
patatas fritas y mayonesa para mojar, como suele ser habitual con otros
pescados empanados. La tapa sale a 2 €.
La tapa de mero empanado |
Las albóndigas son otras de las
especialidades del Laurel, las elaboran de diferentes maneras y para todos los
gustos. Destacan las Albóndigas de choco a la
marinera, la
tapa consta de albóndigas jugositas y consistentes hechas a base de choco,
junto a las albóndigas a modo decorativo y para darle un toque más marinero
sirven un par de chirlas abiertas junto a unas cuantas patatas fritas, todo
bañado por una rica salsa marinera. El precio de la tapa es de 2'50 €. Además
de estas albóndigas, tanto las albóndigas al oloroso así como el albondigón de
bacalao son muy recomendables para los adeptos a estas bolas de carne picada.
La tapa de albóndigas de choco a la marinera |
Otra tapa de toda la vida y de
gran aceptación de las que dispone El Laurel son las Bombitas de patata
picantonas,
una tapa clásica que no debe faltar nunca en la carta de un bar. En El Laurel
saben cómo elaborarlas bien y darle ese punto casero. Como acompañamiento las
sirven junto a unas hojas de lechuga y un par de toques de salsa brava y
mayonesa que le dan mejor sabor.
Las bombitas de patata picantonas, especialidad del Laurel |
Estas son algunas de las muchas
tapas que se sirven a diario en El Laurel, un establecimiento que sin llamar
apenas la atención, siempre cuenta con las presencia de comensales de todas las
edades que buscan en la pizarra cuales son las tapas del día.
¡Buen provecho y a tapear!
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